martes, 22 de marzo de 2011

Una confusión de esencias

Me quedé observando el caldero y pude ver flotar mis sueños rosas cortados en pedacitos. También encontré por ahí a esas dos o tres lágrimas que saltaron de mis ojos aquel año nuevo en Uruguay.

Revolví un poco y con la punta de la lengua probé una gota: almendras, pasto, flores, malvabiscos… Todo se mezcló en mi boca, al mismo tiempo que me mareó una noche estrellada de noctilucas en compañia de sus besos.

Un sonido cristalino hacía el líquido al hervir, a veces parecido a una guitarra, también a risas de niños. En el fondo quedaron los gritos, no quise rescatarlos.

Me encontraba ensimismada en esa confusión de esencias, preguntándome qué debía hacer con ella… debía tomármela toda? debía usarla para salpicar a quien pasara? debía regalarsela a alguien?

En ese momento la respuesta llegó sola a mi mente:

Es mi vida, y puedo hacer lo que quiera con ella.

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