Mis muertes ideales
son contradictorias.
Una avisada, previsible
con tiempo para despedir
a todos y cada uno,
dejar los papeles en orden.
La otra, instantánea, adrenalina,
que se caiga, mientras lo cruzo,
el puente de la Panamericana
y sentir esa felicidad
de montaña rusa.
Mi muerte pasada
es de bruja,
quemada,
con gato
y todo.
Mis muertes presentes
son acuarianas.
Son cuerdas
que se cortan
de repente.
Sin explicaciones,
son contradicciones
alma-mente.
Cuando una da,
la otra no entiende.
Una vuela,
otra sufre.
La gran lucha
es por querer saber
o no querer saber.
Mueren mis tardes
de miedo a volver.
Estar sola me crece,
pero el miedo a estar sola
me mata de sed
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