miércoles, 4 de febrero de 2015
Número dos (Dos gardenias para ti)
Me entero, de repente,
que quién sabe si hubo vida
más llena de muerte
que la de Horacio Quiroga.
Y que, claro,
¿Cómo no ser tan oscuro? Así...
Él, con su carga
o su suerte,
escribiendo
sobre muerte.
¿Y yo, entonces
con mi vida
a pura infancia
debiera escribir
hacia sí?
Pero él se encontró con su sombra,
escribiendo sobre amor,
su parte oculta.
Y yo descansé en la infancia
bajo la sombra de su árbol de locura
cada vez que mi madre me leía
"El almohadón de Plumas"
o "La Gallina Degollada"
a mis tiernos 5 años.
Pienso entonces,
que hay ciertas marcas
que me llevan a encontrarme
con mi parte oscura...
que tal vez esté oculta bajo mi almohada
y me termine comiendo los sesos desde atrás,
mientras duermo
(si no hago nada)
Y a partir de aquí,
a explorar,
a explotar,
a lanzarme en tobogán
hacia la panza oscura del dragón
(uy, mi panza está haciendo
unos ruidos tenebrosos-
conocer mi oscuridad
no significa
seguir aplazando el hecho
de cuidar mi hígado.)
Y a enfrentarme con mis llagas,
mis egoísmos,
mis muertes
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario