miércoles, 4 de febrero de 2015

para picar

No se supo bien cuando llegaron los primeros "te quiero"pero, con el tiempo, empezaron a caer salpicando, como una lluvia de maníes, o pochoclos, o pequenios snacks redondos y dorados y fritos.
Se adelantaban al pensamiento de uno, al abrazo del otro. Se mezclaban entre la ropa, engrasando un poco todo. Pero definitivamente lo bello en ellos era el sonido que hacian al repiquetear sobre el bowl amarillo.
De vez en cuando una boca hambrienta interceptaba a uno o dos en el trayecto: No se producía el esperado "Plim", pero a cambio, el sabroso "crunch".
 Era una composición digna de publicidad, luminosa, alegre, y hasta capaz de hacerte sentir la necesidad de un producto, que poco tiempo atrás no sabías que existía.

No hay comentarios: